En el principio fue la oscuridad. Oscuridad tan
desquiciante que fue necesario encender, milenios después, millones de
estrellas. Con las estrellas llegó la luz. Con la luz, las flores. Y en una
flor comenzó a oler el universo.
Armando Páez
Escritos breves (desde el
borde)
(2000) Santiago de Chile